El eterno descenso de los pasajeros

Le faltan los chistes. Pero el tono de su discurso, su capacidad para hablar sin parar no de lo que le preguntan sino de lo que él quiere, con frases pobladas de “familia”, de “los chicos”, de la cabra que acaba de nacer en su granja y que no puede atender porque está obligado a “estar en la calle” por “el conflicto” –como le contó al periodista Fernando Genesir–, lo asimilan al primer Luis Juez que irrumpió en la escena mediática de Córdoba hace 15 años.Los costos son múltiples. Los chicos, por ejemplo, perdieron el 3,3 por ciento de los días de clase del año.
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