Jul
16
2019
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By editor
La primera semana oficial de la campaña dejó un saldo amargo para el candidato kirchnerista Alberto Fernández. A sus dificultades para ahuyentar las sospechas de que es un delegado de Cristina y el verdadero líder del sector, se sumaron sus reacciones intempestivas con el periodismo, que contradicen la moderación que pretende ofrecer, y ahora un choque explícito entre dos visiones económicas que conviven en el Frente de Todos.Esta pequeña crisis de campaña estalló con las declaraciones de Guillermo Nielsen en la que tildó de "ignorante" a Axel Kicillof, exministro de Cristina y candidato a gobernador bonaerense. Nielsen es uno de los economistas que más escucha Alberto Fernández y que ha sido mencionado en varias oportunidades como su eventual ministro en caso de ganar.Nielsen habló en esos términos al recordar la actitud de Kicillof en las negociaciones de la deuda. Se refería específicamente a una supuesta ignorancia sobre las leyes que rigen los mercados internacionales (en lo que Nielsen es experto). Pero también aludió a la formación marxista del candidato a gobernador (en términos que hubieran dejado contento a Pichetto).Fue un traspié sonoro. Al punto que Fernández tuvo que salir a apoyar a Kicillof y negar que Nielsen sea su referente económico.Detrás de esa situación incómoda en los medios, lo que expresa Nielsen es una fuerte disidencia ideológica que es real dentro de las fuerzas del Frente de Todos, que abre una incógnita sobre cómo podría resolverse ese conflicto en caso de un triunfo electoral.El mensaje que Fernández envía, a través de emisarios o en persona, a inversores, embajadas extranjeras y multinacionales es que su gobierno será respetuoso del capital extranjero; niega que vaya a volver a los cepos varios de la economía del último tramo del kirchnerismo; y sostiene que el equilibrio fiscal tiene que ser un pilar de la administración nacional. Nielsen representa esa mirada promercado del Frente de Todos.Pero Kicillof ha aparecido en la campaña con declaraciones que siembran dudas sobre ese destino. Fue él quien sugirió que analizaría estatizar la eléctrica Edelap. Y quien dijo que se debe pensar en algún tipo de control de capitales para evitar las especulaciones.Mientras él dice esto, Nielsen y otros economistas trabajan en propuestas para garantizarles a las multinacionales (en particular a las petroleras) que podrán repatriar dividendos con libertad, como forma de tentarlos a invertir en la Argentina.Otro punto de desavenencia entre el ala "liberal" y el de "izquierda" es el acuerdo UE-Mercosur. Kicillof lo considera "una tragedia". Para Nielsen es "una oportunidad".Entonces, ¿cuál será la tónica del próximo gobierno? Mientras tanto, Cristina Kirchner aparece cada tanto en la campaña y aumenta la incertidumbre sobre cuál sería el rumbo económico de un gobierno encabezado por Alberto Fernández. El sábado, en Santa Cruz, se declaró capitalista "de verdad". Lo hizo sin la más mínima autocrítica de su gestión, que incluyó el cepo al dólar, un alto déficit primario, estatizaciones varias y la manipulación de las estadísticas públicas.Todo esto entorpece la estrategia de campaña del kirchnerismo: el objetivo es que se hable de la economía de Macri y sus falencias, no que se debata sobre sus propias contradicciones internas.Alberto Fernández quedó muy a menudo a la defensiva, obligado a explicar cosas incómodas (que no es un títere, sus enojos con los periodistas, que no está estresado, que no busca venganza, que va a respetar la inversión). Por mucho que use la palabra "futuro" en sus spots cada vez le pesa más la mochila del pasado kirchnerista del que alguna vez quiso escapar.
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