Ene
24
2018
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By editor
MELBOURNE.- Los Grand Slam tienen, durante tres semanas si se cuenta la etapa clasificatoria, una vida sumamente activa. Con el correr de los días, en los pasillos internos el paisaje va mutando. Los jugadores convencionales abandonan el club a medida que quedan eliminados. Aparecen los juniors, con sus rostros cargados de ilusión. Y surgen los representantes del tenis adaptado. Mayormente europeos, asiáticos, estadounidenses. También latinos, aunque muchos menos. Uno de ellos es Gustavo Fernández . El cordobés llegó al Abierto de Australia impulsado por un título [el Melbourne Open, hace unos días] y con el deseo de poder defender el trofeo logrado hace una temporada. Sin embargo, el "Lobito" Fernández no pudo lograr objetivo: perdió en su debut, correspondiente a los cuartos de final, por 4-6, 6-3 y 6-2 ante el francés Nicolas Peifer, que tuvo momentos de enorme inspiración a partir del segundo set.
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