Mayo
24
2018
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By editor
Una llamada desde un número que no figuraba en su lista de contactos de su teléfono celular le reconfiguró el futuro. De un momento a otro, dejó Rosario, la familia y hasta una carrera universitaria que estaba muy avanzada. La pasión tiene forma de pelota para Juan Pablo Vojvoda , y Defensa y Justicia le ofreció desandar un camino, explorar un nuevo territorio, demostrar su aprendizaje. El fútbol lo atrapó en la niñez, lo sedujo en la adolescencia y una vez que se presentó como jugador profesional, proyectó la carrera de director técnico. De 43 años, es otro eslabón de esa larga cadena que tiene como guía la estrella de Marcelo Bielsa. En su caso, jamás se entrenó bajo las órdenes del Loco, lo que resalta la onda expansiva que generó el rosarino en varias camadas de futbolistas, en particular aquellos relacionados con Newell’s. Ni en los tiempos de pantalones cortos ni cuando decidió ponerse el buzo de DT, este cordobés que nació en Baldissera, un pueblo de 2000 habitantes, porque su mamá Marta y su papá Juan trabajaban allí, pero se crió en Cruz Alta, coincidió con los días de éxitos de los rojinegros. Sí, disfrutó de equipos que dejaron una huella: con 14 años se encandiló con el ciclo Bielsa, del que presenció la mayoría de los partidos que se jugaron en el Parque de la Independencia. "Los del torneo local y también los de la Copa Libertadores. Entrábamos gratis, con el carnet de futbolista de las divisiones inferiores", recuerda. Esa fue la primera formación que lo entusiasmó. ¿La última? La que diseñó el Tata Martino. "Por el juego, claro, porque su equipo jugó bien y logró resultados, pero también porque tuve la oportunidad de charlar con varios jugadores como Mateo, Bernardi, Heinze… y me explicaron con la sencillez que baja el mensaje. Juntar la metodología de trabajo de Bielsa y cómo comunica el Tata sería la llave del éxito para cualquier entrenador", comenta.
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