Alguien percibe lo que no es

Es cierto que se trata de un equilibrio difícil de encontrar: el de las necesidades de la empresa que presta un servicio público –ya sea privada o pública– y el del interés de los usuarios. Esto, en la práctica, implicaría que los entes de control deben autorizar los aumentos de tarifa como para asegurar la calidad de la prestación, pero, al mismo tiempo, velar porque esa suba no impacte en el bolsillo de la gente de manera desmedida.Parece haber un desfase entre lo que los usuarios pueden o están dispuestos a pagar y la calidad del servicio que reciben. El Ersep engorda su presupuesto gracias al tarifazo
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