El fútbol argentino tiene condimentos que es difícil, casi imposible, se encuentren en otra liga de elite del mundo. Uno de esos es el que se presentó este fin de semana en la denominada fecha de los clásicos. Clásico de Córdoba, de Rosario, de Santa Fe, de Cuyo, de La Plata, del sur bonaerense, de Avellaneda, San Lorenzo-Huracán, superclásico...
Clásicos por acá, clásicos por allá... en Europa no se consigue, decía una vieja publicidad. Eso, seguro.
El menú de esta jornada con partidos entre rivales eternos y "emparejamientos" forzados (tipo Patronato-Sarmiento) dejó como principal sabor el triunfazo de River en la Bombonera, que le cayó bárbaro al equipo que dirige Gallardo, pero mucho más al campeonato, que se puso al rojo vivo. Eso en el marco de hechos impactantes como son a los que nos tienen habituados cruces como el cordobés, el rosarino, el de Avellaneda o el del Cuervo con el Globo.
De paso, vale aclarar que el Talleres-Belgrano volvió a ser el clásico más convocante del país, con un Kempes lleno que deja dos reflexiones: primero, que en Córdoba tenemos un escenario inigualable; segundo, que hay que ser muy convocantes para colmar ese estadio, y la "T" y la "B" ratificaron que lo son y, solos, lo hicieron dos veces en menos de un mes.
Todo esto entre los puntos a destacar de un fin de semana vibrante que comenzó el viernes en San Juan y en lo que respecta a clásicos auténticos terminó anoche en Avellaneda, aunque hoy hay tres partidos más. Pero como esto es fútbol argentino, las manchas negras también se hicieron presentes y se manifestaron en dos ítems en los cuales la deuda parece ser eterna: arbitrajes y violencia.
Los jueces siguen dando flancos y la actuación más polémica se dio el sábado en el Kempes, donde Néstor Pitana defeccionó, porque nunca tuvo el control y cometió dos errores graves, como fueron la no expulsión de Komar por falta a
Suárez en el primer tiempo y el penal que no cobró por mano de Farré en el segundo. Y en Santa Fe, Darío Herrera le regaló un penal a Colón, que así empató el partido. Fueron las equivocaciones más marcadas.
Y en cuanto a la violencia, Rosario volvió a ocupar el lugar más alto del podio, esta vez por hinchas de Newell's que no soportaron la caída frente a Central. Y por más que fue un hecho grave en 15 partidos, el flagelo sigue latente y merece máxima atención.