El Gobierno nacional dice que cambió el método de conducción política tras el susto de la crisis cambiaria. Que amplió su mesa chica y repatrió a sus exiliados. Está por verse. El Presidente no ha cedido la dirección en manos del colegio de cardenales.
Donde ha comenzado a verse algún cambio es en la gestión del gabinete. Macri ha reaccionado como un ejecutivo de empresa ante el riesgo de un mal balance, a un año de la asamblea de accionistas.Macri no resignará de antemano la posibilidad de su reelección. El giro a la administración centralizada le garantiza esa aspiración. Puede presumirse con relativa certeza su razonamiento: una corrida cambiaria no puede convertirlo en pato rengo, cuando viene de imponerse sobre sus rivales en la elección de medio término.
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