Ago
14
2018
0
By editor
Guido Herrera tiene 26 años, es cordobés y empezó a volar en Deportivo Río Cuarto, una pequeña entidad de su ciudad. Partió a Belgrano, pero apenas en dos partidos integró el banco de los suplentes en la temporada 2012/2013. Impetuoso, enérgico y arriesgado, quería probarse los guantes en donde sea. Por eso, se inclinó por la propuesta de Defensores de Belgrano de Villa Ramallo. En 2016, Talleres le abrió la fortaleza, como suplente de Mauricio Caranta, durante la pequeña gran revolución del club cordobés, desde las entrañas del ascenso más profundo hasta el cielo de primera. Por una lesión de su colega, se encontró con la oportunidad de su vida. Fue un mago del arco: hasta estuvo 701 minutos con la valla invicta, antes del salto final a la máxima categoría. Zurdo, excéntrico, hasta marcó un gol: un penal que selló el 2-2 con Olimpo por la fecha 27 del torneo anterior. Siempre marcado por el ojo clínico de Frank Kudelka –un docente que perdió el fútbol argentino–, hoy en la Universidad de Chile.
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