Mar
25
2019
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By editor
Era el final perfecto para su carrera y su vida. En sus sextos Juegos Olímpicos, a los 54 años, Santiago Lange se quitaba un estigma personal y ganaba por primera vez la medalla dorada después de un par de bronces (Atenas 2004 y Pekín 2008) con Camau Espínola en Clase Tornado que no le llenaban el alma a un súper competidor y perfeccionista. Pero no se trataba sólo de eso. Casi un año antes de Río 2016, en el día de su cumpleaños (22 de septiembre), entraba en un quirófano para operarse de un cáncer de pulmón. Nada lo frenó en su objetivo junto con Cecilia Carranza , su compañera de la embarcación de la Clase Nacra 17. Y tuvo vivencias únicas, como la de compartir los Juegos con sus hijos Yago y Klaus, entrar con ellos en el mítico Maracaná para la ceremonia de apertura y festejar su medalla en las aguas de la bahía de Guanabara, en la Marina da Gloria. ¿Qué más le hacía falta a un emblema del yachting argentino, respetadísimo en el nivel internacional, participante en la legendaria Americas Cup y cuádruple campeón mundial? Ver izarse la bandera argentina con la mano en el pecho y el oro colgado a su cuello no fue el final, sino el principio de un nuevo sueño. Como nos dijo aquella tarde ventosa: "¿Tokio 2020 a los 58 años? Mientras el cuerpo acompañe, ahí estaré".
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