Mayo
08
2019
0
By editor
En el país hay una fractura ideológica bastante genuina y la forma en que se expresa esa fractura a nivel político es lo que se está discutiendo hoy. Pareciera que en la Argentina hay una minoría muy homogénea llamada kirchnerismo y una variedad de representaciones para lo que sería la oposición o la otra versión del país no kirchnerista.A partir del año 2011, que es cuando Cristina Kirchner obtuvo el 54% de los votos, el otro 46% del electorado intentó producir y promover alguna forma de organización política que sirviera para agrupar a esa voluntad antikirchnerista. El instrumento más idóneo que se encontró para canalizar esa opinión pública o fuerza electoral fue Cambiemos, que se constituyó muy tardíamente y con un poco de apuro antes de las elecciones .¿Cuál fue la regla que se pusieron para expresar ese vehículo no kirchnerista en 2015? Ir detrás del que estaba mejor en las encuestas . Y en ese momento, el que estaba mejor era Mauricio Macri. ¿Cuál es el problema que aparece hoy en la política argentina para esta expresión antikirchnerista? Mauricio Macri no es con claridad el que está mejor en las encuestas y esto pone en crisis algo que se daba como un axioma hasta hace poco tiempo: que Macri era inevitablemente el candidato a la reelección de Cambiemos.En las últimas dos semanas el Gobierno intentó rescatar la candidatura de Macri, a la espera de que las encuestas vuelvan a demostrar -si es que lo hacen- que Macri sigue siendo el mejor candidato para expresar esa política contraria al kirchnerismo. Ante este escenario, se producen dos debates internos: algunos sostienen que el candidato no es Macri sino María Eugenia Vidal y otros dicen que con Cambiemos no alcanza y que hay que hacer una combinación con alguna otra fuerza. Cualquier etiqueta es defectuosa, el antipopulismo y el antikichernismo.¿Qué es lo que hace que el Gobierno salga al rescate de la candidatura de Macri? En primer lugar, un cambio de ánimo en el propio Macri: los que están en el núcleo del Gobierno dicen que, desde hace más o menos diez días, se despertó y apareció otro Macri. El Presidente estaba en una situación de desencanto con las dificultades del Gobierno y de sus propias alianzas políticas, pero hay algo que lo motivó a volverse a poner en una posición ofensiva. ¿Qué fue ese algo? Básicamente la posibilidad de una candidatura de María Eugenia Vidal. Le dijeron: "Están discutiendo internamente tu candidatura". Que le digan que encontraron a alguien mejor que él puede ser tremendo en la psicología de un calabrés. Ese orgullo herido fue lo que encendió a Macri.Sumado a esto, hubo otra cosa que entusiasmó al Gobierno y fue la adhesión del empresariado a la propuesta oficial de un acuerdo. Ese apoyo al decálogo lo hizo sentir menos aislado y logró que el Gobierno ancle una idea: que el no retorno del populismo o kirchnerismo sea también el objetivo de otras fuerzas sociales, además del eje del Gobierno nacional.Hay un tercer factor que ayudó. La reaparición, en la agenda nacional, de la crisis en Venezuela . Para el Gobierno, esta problemática y los exiliados venezolanos en la Argentina cumplen un papel estratégico porque si uno mira técnica y objetivamente, el kirchnerismo no estalló y no se produjo el incendio que necesita padecer la sociedad argentina para realizar un ajuste. Entonces, la idea de que si seguía Cristina, el país iba terminar como Venezuela es un elemento central del relato macrista. Sería contrafactual: aquello que podría ocurrir y no ocurrió se ve mejor en Venezuela que en el desenlace del kirchnerismo.El kirchnerismo también hizo su aporte. Cristina no empezó a hablar pero empezó a escribir y se rodeó de un coro que muestra a un kirchnerismo que en vez de ir hacia el centro insiste en que hay que tensar la cuerda para romper el centro. Aparecieron desde el escritor Mempo Giardinelli, quien habló de que habría que suprimir el Poder Judicial, una ocurrencia literaria que fue tomada por el antikirchnerismo como si fuera el ministro de Justicia de Cristina Kirchner; hasta Hugo Moyano con todo lo que representa el sindicalista, que está muy identificado con Cristina y es probablemente uno de los actores principales de la campaña kirchnerista por lo que significa su financiamiento.Dónde voto: consultá el padrón electoral de 2019En este contexto de rescate de la candidatura de Macri apareció esta idea del acuerdo político y los diez puntos que propone el Gobierno para dialogar con las distintas fuerzas de la Argentina, incluida Cristina. La rareza de esto es que habla de un gobierno que no está muy jugado en esta idea o que la pensó a destiempo. Si uno pensara cómo debería haber sido esta escenificación, lo más lógico hubiera sido presentar la pauta cambiaria (que fue la gran novedad de este nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional porque le permite al Banco Central intervenir más en el mercado del dólar) y los acuerdos vinculados a los anuncios que se hicieron hace dos miércoles (precios esenciales, congelamiento de tarifas, facilidades de pago por parte de la AFIP y para aquellos que manejan depósitos en efectivo y el alivio a las pymes de la carga bancaria). Luego sí, un acuerdo político.El acuerdo político resulta raro porque va a contramano de lo que el Gobierno siempre dijo: que no necesitaba un acuerdo con los otros porque eso traicionaba su identidad, que es la de ser un cambio respecto a lo otro. Este un acuerdo que convoca a todos. Además, esto lo vuelve un poco impracticable. Porque si se pusiera un marcha una gran negociación donde interviniesen desde el Gobierno hasta la iglesia sería una especie de wikiacuerdo donde todo el mundo escribe algo y se llegaría a un disparate irracional.Por otra parte, da la impresión de que el Gobierno no quería esto, porque si uno mira esos diez puntos la verdad es que son cuestiones en las que habría que elogiarlos por su extraordinaria sinceridad. Es una propuesta de acuerdo de adhesión a ideas muy "economicistas" y muy promercado. Alguien podría decir que es muy parecido a lo que sería el consenso de Washington. En esos diez puntos no se menciona a la pobreza, que era uno de los objetivos primordiales de Macri cuando llegó al presidencias. Reflejan al verdadero Macri: es coherente lo que propone con lo que él cree. Probablemente a contramano de todos los anuncios anteriores y de una alianza interna con el radicalismo que tiene severas sospechas sobre un programa de esa naturaleza.¿Porqué todas estas objeciones no se las planteó el Gobierno? Probablemente lo que pensaron es otra cosa y les está saliendo bien. Querían salir del estancamiento discursivo en el que estaba la Argentina hasta que se promovió este acuerdo y del cual era víctima el Gobierno. Porque hasta antes de esto, en el país se hablaba de que la situación es una lágrima, de que la situación económico y social es penosa y de que el Gobierno fracasó. Frente a esos reclamos, el Gobierno estaba flagelándose con culpa por haberse equivocado y por no haber podido cumplir con lo que había prometido. En este contexto, surgía el concepto de que era mejor ir con Vidal o con Roberto Lavagna .El Gobierno propone este acuerdo y logra lo que pretendía: que se empiece a hablar del futuro. Pedirle al opositor: ‘Decime vos cómo lo harías’ es comprometido para el opositor, a quien le alcanza con hablar de que las cosas están mal y no tiene porqué presentar un programa. De esta manera, el Gobierno logró que se involucren y Macri asomó la cabeza para respirar y llegar al 22 de junio, que es el día en que se inscriben las candidaturas.Para eso tiene que pasar varias pruebas: una importante será el domingo que viene en Córdoba; porque tiene que pasar la convención radical, donde se seguirá discutiendo la propuesta del presidente del radicalismo, Alfredo Cornejo, de ampliar Cambiemos.Macri está haciendo lo que suelen hacer los candidatos en momentos de dificultad. En 2011, Cristina hablaba de sintonía fina, sugería entender qué cosas estaban fallando y estaba dispuesta a dar algo de lo que le pedía el empresariado, el mercado y los inversores. De eso hablaba. Macri está haciendo, con un poco de astucia, lo que hace todo candidato que se ve un poco acorralado, Marcos Peña se cansó de hablar con el círculo rojo y ahora está dialogando con los radicales uno por uno. Después de eso cambiará todo.El Gobierno aspira a que la inflación de los próximos meses sea levemente inferior a la conocida. Los números de actividad económica vienen muy mal. Es clave que se serene el dólar y llegar con esta economía también a inscribir la candidatura.Macri necesita eliminar el debate sobre quién representa a Cambiemos de acá al 22 de junio. Y ahí aparece el problema acerca de cuál será el efecto que tendrá la candidatura de Cristina: la contradicción con Cristina y el asustar con el regreso del populismo. Plantear el problema del regreso del populismo era una estrategia con cero riesgo hasta el 25 de abril del año pasado ¿Qué paso ese día? La corrida cambiaria y a partir de ahí la inestabilidad del mercado del tipo de cambio, del dólar. Con inestabilidad cambiaria asustar con Cristina puede ser suicida y es este en el drama en el que está el Gobierno: no puede dejar de polarizar con Cristina y polarizar con ella puede llevar a que la gente quiera ir a comprar dólares y generar inestabilidad en la economía que Macri necesita estable para lograr ser el candidato y ganar.Macri tiene que lograr de aquí al 22 de junio que en Cambiemos no quieran reemplazarlo como candidato. Después tiene que lograr otra cosa, más difícil: una serenidad económica que haga que en la sociedad no decidan cambiarlo como candidato y votar una alternativa distinta, siempre para polarizar con Cristina Kirchner.
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