Cosas que comienzan y cosas que terminan

Al fin solos. Siete meses de campaña política para unas elecciones legislativas, con una interna abierta y simultánea en la que casi nadie eligió entre variantes internas. En mayo, los motores de los partidos ya estaban calentitos y ronroneando. Y no pararon nunca hasta anteayer. Ya casi ni recordamos cómo es la vida social cuando no estamos en campaña.
Lo cierto es que terminó, al menos en su fase electoral, porque la puja política no termina jamás, ni siquiera en los regímenes antidemocráticos. Es la recreación del poder lo que jamás termina.La reforma estatal es algo que la Argentina necesita iniciar de una vez si quiere evitar otra de sus crisis homéricas.
Política

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