El payador perseguido dio el abrazo del oso

Sin romper con la tradición de la política argentina, Julio De Vido se ubicó lejos de la autocrítica. Evitó, en su payada de defensa, explicar por qué sus subordinados y allegados hicieron tanto dinero en su gestión que ni siquiera tuvieron tiempo y medios como para ocultarlo. Valgan apenas los ejemplos de Ricardo Jaime, José López y el contratista Lázaro Báez.De vido eligió dos aristas para defenderse en el congreso: una es la política y la otra, la complicidad.
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