Entrevista a Carlos Ñáñez: Los fallos de la Justicia deben ser acatados

El obispo de Córdoba dijo que la ciudadanía debe respetar la independencia de los poderes. Habló de encuentro, no de reconciliación.

El obispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, opinó que hay que ser respetuosos como ciudadanos hacia los poderes del Estado, los cuales deben ser independientes.

Eso respondió Ñáñez, al ser consultado por el fallo de la Corte Suprema de Justicia, denominado “dos por uno”, que beneficia a represores de la última dictadura militar, ya condenados por delitos de lesa humanidad.

“Lo primero que digo es que, como ciudadanos, tenemos que tener una actitud de respeto hacia un poder de la Nación, en este caso el Poder Judicial”, contestó Ñáñez, quien anoche concedió una entrevista al programa Voz y voto.

“Por otro lado, es necesario acatar los fallos”, precisó el obispo de Córdoba. En tal sentido, agregó: “Ahora, con respecto a la fundamentación de la resolución de la Corte Suprema de Justicia, digo sinceramente que no la conozco, porque no he tenido la oportunidad de analizarla. Así, no tengo una opinión formada sobre el punto”.
–¿La Iglesia intenta acercar a las familias de las víctimas procurando la reconciliación?

El camino de Francisco

El prelado evitó hablar de reconciliación y prefirió utilizar el término encuentro.

“Esto lo ha dicho en repetidas oportunidades el papa Francisco, en el sentido de la cultura del encuentro”, indicó.

“En esta oportunidad se planteó la posibilidad de escuchar a quienes vivieron la tragedia de muertes y desapariciones. Y escuchar cómo vivieron el drama que significó y significaron esas muertes y esas desapariciones”, dijo. Y explicó: “Digo tragedia porque los que fueron asesinados o desaparecieron no pueden volver. Ahora, hay que ver cómo los familiares y amigos elaboran esta situación dolorosísima”.

–¿La Iglesia es intermediaria?

–Nunca fue el objetivo de la Iglesia ser intermediaria, sino favorecer la cultura del encuentro. Hay que ver el paso que daremos. Es necesario identificar que la grieta es una realidad que los argentinos tenemos que observar, para luego analizar cómo se puede solucionar. Así como decimos que es un escándalo la pobreza, que llegue a más del 30 por ciento en el país, acá hay que preguntarse: ¿vamos a vivir siempre enfrentados? Recordaba un documento de la Conferencia Episcopal Argentina, que se difundió en 1981: Iglesia y comunidad nacional. Básicamente, fue una manifestación que ayudó a la recuperación de la democracia. Decía que parecía que los enfrentamientos entre unitarios y federales todavía no se habían superado. Y, a raíz de todas estas cosas, volví a refrescar ese trabajo. Recuerdo también el sermón del obispo Esquiú, cuando dijo: “Miren lo que nos trajo la anarquía. Obedezcamos la ley, señores. sin ley no puede haber convivencia armónica”.

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