Garrincha, Caniggia y la diáspora del peronismo

En el nuevo Congreso Nacional que se elegirá en octubre, no estarán los mejores del país. Y no porque la ciudadanía argentina tenga una inclinación suicida a rebajar la calidad de su dirigencia política, sino porque el régimen electoral está pergeñado para que los mejores no lleguen nunca.
Cuando el sistema político estalló en la crisis de principios de siglo, el kirchnerismo tuvo la oportunidad de diseñarlo de nuevo y eligió el único camino apto para su propia perpetuación: el de la mediocridad del conjunto.El peronismo, dice el mito, es como el “terminator” que se reconstruye con las gotas de mercurio.
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