Los dilemas de Juan

Hay momentos en los que uno es lo más auténtico que puede ser. En los que todo es genuino y lo impostado casi no tiene lugar. El de Juan Schiaretti besando la camiseta de su Racing de Nueva Italia, el martes en el Centro Cívico, fue lo más parecido a esos instantes genuinos.
El gobernador se corrió de su cargo para dejarle lugar a su pasión de la infancia, esa –como lo demuestran la vida y el arte– que dura toda la existencia.Schiaretti dice que necesita que a Macri le vaya bien para que a él le vaya bien, pero cree que a Macri no le va a ir tan bien. 
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