Nunca un jueves de marzo que merezca un gran titular

Manuel Valls no era un cuatro de copas para el socialismo francés cuando decidió romper con su historia y sumarse a una nueva mayoría recién nacida, la de Emmanuel Macron. Fue el secretario general de su partido. Creció admirando la tercera vía de Tony Blair y el liberalismo de Bill Clinton en la década de 1990. Llegó a primer ministro y sin embargo se fue.
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