Juan Schiaretti no abandonó su convicción de respaldar la gobernabilidad del país, pero también tiene la decisión de no ser socio de todos los costos políticos por los errores de gestión del Gobierno nacional.
En la otra vereda, en la Casa Rosada creen que en la gestión hay momentos en los cuales se deben afrontar costos. Máxime cuando hay una amenaza concreta de una crisis financiera que puede arrastrar a gobernantes de todos los niveles.
Esta es la grieta más profunda que hoy separa a Schiaretti de su amigo el presidente Mauricio Macri.Schiaretti cumplirá el compromiso de no opinar en público sobre la última y costosa carta que jugó Macri: recurrir al FMI para buscar financiamiento externo. Pero tampoco le pondrá el cuerpo para buscar voltear en el Senado el proyecto opositor que ya salió de Diputados.
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