Tomar conciencia de la peor noticia
Cuando el vocero de la Armada, Enrique Balbi, comenzó a leer el comunicado de ayer sobre el ARA San Juan, en la inmovilidad de ese rostro luctuoso ya podía adivinarse, también, la palidez de la noticia que estaba por dar.
Fue, acaso, el corolario anunciado de algo que ya se sabía desde hacía tiempo. La inhabilitación final de una esperanza que, a esta altura, sólo podía alcanzar la categoría de milagro.
El milagro no llegó.La cobertura del caso del ARA San Juan nos deja una enseñanza triste: ni la muerte logra unirnos como país.
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